miércoles, 30 de abril de 2014

Lo que nos une a todos.


Hace unos fines de semana estuve en Portugal disfrutando de la cuarta prueba del mundial de rallys junto con cuatro amigos, buenos aficionados. Salimos de mi pueblo, Villanueva del Rey (Córdoba), el jueves a eso de las cuatro y media de la tarde, y cuatro horas más tarde estábamos por fin en tierras lusas. Serían las nueve cuando pasamos por el estadio del Algarve y a mí, dulce alma inocente, se me ocurrió parar sin pensar en que cuando nos fuéramos sería de noche. Pues bien, a las diez volvimos a emprender nuestra marcha hacia el tramo Silves, primero "serio" del rally. Con la seguridad que nos daba el GPS nos dirigimos hacia el punto que marcaban las coordenadas que ofrecía la página oficial (de donde sacamos horarios y demás parafernalia). No tardamos demasiado en averiguar que no había sido una buena idea detenerse en Algarve, pues un guardia nos paró cuando faltaban unos kilómetros para llegar a la zona marcada bajo el pretexto de que era una zona de seguridad, de evacuación, o algo así. Él, muy amable, fue a su coche a por un mapa y nos indicó que debíamos torcer dos veces a la izquierda para llegar al tramo. Confiados en sus palabras giramos donde nos dijo, pero creo que aún a día de hoy debe de estar riéndose de nosotros, porque consiguió perdernos... ¡durante casi tres horas! Foz do Ribeiro, Portimao, Albufeira, Silves, nos recorrimos casi todo el sur de Portugal hasta que paramos en una estación de servicio y un señor nos indicó, por fin, cómo puñetas llegar.
Cuando conseguimos alcanzar nuestro destino y terminamos de montar la tienda de campaña, dos de los amigos y yo decidimos ir a explorar el tramo. No sé si fueron los Red Bull que tomó o fue su espíritu aventurero, pero el caso es que gracias al mediano en edad (siendo yo el más pequeño) encontramos un lugar precioso. Se trataba de un cortijo aparentemente abandonado que, situado en altura, tenía un porche desde donde se podían ver un par de buenas curvas, así que cuando salió el sol nos trasladamos. Cogimos unas sillas que encontramos por allí y esperamos pacientes. Pero el principio de la historia que quiero contar comienza ahora, cuando salió el sol. Nos habíamos hecho amigos de los dos "marshall" que se habían colocado allí (bendita Sagres y bendita retórica del mayor de nosotros), así que nos avisaron cuando estaba viniendo el dueño del aparentemente abandonado cortijo. Se trataba de un señor mayor, menudo, con cara de bonachón y bastante agilidad para la edad que debía tener. Ante nuestro asombro, el señor abrió su casa y se sentó con nosotros. Y digo ante nuestro asombro porque en España, al menos aquí en el sur, lo normal en esta situación es que el dueño se enfade y, en las ocasiones más extremas, te eche del lugar. Pues bien, poco después de aparecer este hombre apareció otra mujer, menuda como él, que debía rondar su misma edad. Tras la primera pasada la zona, que había estado habitada sólamente por nosotros durante el transcurso de la misma, se llenó de gente. Franceses, portugueses, españoles, belgas... y de nuevo, ante mi asombro personal, los dueños del cortijo comenzaron a repartir naranjas. Sí, preguntando que si estábamos cansados el hombre sacó un saco lleno de naranjas y empezó a repartir a todos, insistiendo a todo aquel que no quería. Por su parte, la mujer sacó una especie de licor (muy fuerte) tradicional de allí y le ofreció a todo aquel interesado en probarlo. Por si esto no fuera suficiente, un amigo se puso un poco fastidiado con dolor de cabeza y la señora, amable como ella sola, le llevó dentro y le tumbó en la cama, arropándole después.
Y allí estábamos, casi treinta personas, todos en un grupo, hablando y riendo, compartiendo anécdotas, poniendo a prueba el idioma en que tuviéramos que hablar pero entendiéndonos todos, comiendo naranjas de aquella pareja (primos según me dijo él) de la que no tengo adjetivos suficientes para describir, viendo la última pasada de Silves bajo un agradable sol, disfrutando... ¿Quién dijo que el idioma o las costumbres eran un problema? Por un día, por aquel momento, no me sentía español, ni portugués, ni belga, ni francés; me sentía simplemente ciudadano del mundo y estaba unido a otras treinta personas por una misma pasión, los rallys. ¿Mágico? Más de lo que estas palabras pueden expresar.

martes, 29 de abril de 2014

Godzilla

A mediados de este proximo mes de Mayo se presenta en nuestros cines uno de los grandes estrenos prometedores de Hollywood, Godzilla. Este reboot contará con la dirección de Gareth Edwards y será protagonizada por Aaron Johnson, Elizabeth Olser y Bryan Cranston. Esta espectacular aventura, llega de la mano de Warner Bros. Es un épico renacimiento de las emblemáticas películas de la productora japonesa Toho, en ella, el monstruo más famoso del mundo se enfrenta a malvadas criaturas que, animadas por la arrogancia científica de la humanidad, amenazan nuestra propia existencia. Legendary ha lanzado un nuevo tráiler internacional que sin duda muestra los ingredientes que todo fan puede esperar de una película de Godzilla, aqui os lo dejo:

         

miércoles, 2 de abril de 2014

Ocho apellidos vascos

Uno de los grandes estrenos que han aparecido durante este pasado mes de Marzo es una producción dirigida por Emilio Martinez Lazaro en la que un joven sevillano de familia adinerada llamado Rafa conoce a una preciosa chica vasca durante los días de la Feria de Sevilla. El chico se enamora completamente de ella y cuando regresa a su ciudad, este se da cuenta de que tendrá que viajar al norte si quiere recuperarla.

Así, emprende una loca aventura enfrentándose al miedo de un lugar desconocido, distinto a todo lo que ha visto hasta ahora. Pero las cosas no serán más fáciles una vez allí, para conseguir la aprobación del padre de la chica, Rafa tendrá que hacerse pasar por vasco, una de sus peores pesadillas.

Esta película española lleva ya varias semanas como número uno en la taquilla española, siendo asi una de los grandes estrenos españoles este año y recaudando 16'5 millones de euros en tan solo 17 días.