Antes de comenzar quiero lanzarte una pregunta, querido lector. ¿Qué es para ti el periodismo? O, dicho de otra manera, ¿cómo definirías esta profesión?
Según Wikipedia, El periodismo es una actividad que consiste en recolectar, sintetizar, jerarquizar y publicar información relativa a algo de la actualidad (...) El periodismo persigue crear una metodología adecuada para poder presentar cualquier tipo de información valiosa, ser objetivo, buscar fuentes seguras y por tanto verificables para el lector.
¿Es esto lo que el periodismo moderno nos ofrece? ¿Tenemos en nuestra prensa noticias actuales, adecuadas, valiosas, objetivas y de fuentes seguras? Ya respondo por ti. No. Y no lo digo sólo yo, lo dicen la portada de los periódicos (pero sobre todo revistas) de más tirada del país.
Jugadores de fútbol, caras del mundo del corazón y políticos llenan nuestra visión al acercarnos a cualquier quiosco. La Razón nos traslada a la mala gestión que hizo Zapatero colocando cualquier titular ingeniosamente pueril, El Mundo nos coloca en portada al presidente del gobierno y, en un pequeño pero vistoso recuadro, nos recuerda las últimas medidas de austeridad que ha tomado su partido, El Marca nos avisa por cuarto o quinto día consecutivo que el Real Madrid está en la final de no sé qué competición europea y el Mundo Deportivo (que debería llamarse el Mundo del Barça y del fútbol) nos coloca, otro día más, a Leo Messi con el titular "Si quieren que me marche que me lo comuniquen". En las revistas hay tres cuartos de lo mismo. La que no coloca a Belén Esteban coloca a cualquier modelo que vaya a ser madre, o a cualquier tertuliana de vete tú a saber qué denigrante programa. Y así día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año el periodismo decae más y más, en una espiral que no cesa y que cada vez arrastra a más medios (ni siquiera la radio se salva ya). Sé de sobra que no digo nada nuevo, pero eso es lo más alarmante: que no nos sorprende. El periodismo, arma del pueblo para el cambio, está manipulado por quien no lo quiere y nos quedamos de brazos cruzados mientras cada día cae otro periódico que sólo intentaba dar una actualidad relevante. ¿Dónde están esas portadas que hablen del último logro científico? ¿Dónde está ese artículo que hable de las posibilidades laborales que existen? ¿Dónde está ese dossier que nos explique qué podemos hacer ante un gobierno que nos tiene maniatados y seducidos por una prensa manipulada y sin validez objetiva? No existen. Nos distraen con fútbol, programas de corazón y política mientras siguen chupándonos la sangre. Y el mediador es el periodismo. Si el gobierno, o los culpables de esta crisis, son los asesinos, el periodismo moderno es el cómplice.
Ayer leía el decálogo de la manipulación mediática (de Noam Chomsky) y es verdaderamente sobrecogedor el cómo usan al periodista para engañar y manipular a su lector, a su oyente o a su espectador.
Me fastidia decirlo pero estamos ante el final de toda una era de lucha de tan digna profesión para caer en la más absoluta ignorancia impulsada por quienes, en otra época, luchaban por y para nosotros. La finalidad de esta entrada no es otra que mostrar mi rabia por quienes cobran una verdadera fortuna y no hacen nada útil. ¿Podemos cabiarlo? Por supuesto, pero necesitamos cambios, y uno de ellos es que la gente estudie periodismo por vocación, no porque les guste el fútbol, la moda o la política. Porque esos, querido lector, esos son la más sucia calaña del periodismo, porque a esos no les apasiona el periodismo, porque ellos son los verdaderos asesinos de la información.
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